La verdad es que, a estas alturas, creía que era difícil
sorprenderme, sobre todo gratamente. Pues bien, hoy la ONU en Entebbe, lo ha
hecho.
El dispatch estaba a su hora en el hotel. Iba lleno de
personal que comenzaba su check in. Algunos de ellos serán destinados a la República
Democrática Del Congo, y otros, a Sudan del Sur.
El caso es qu llegamos a la base logística de la ONU en
Entebbe, pegada al aeropuerto y, para mi sorpresa, me encontré una base muy
cuidada y coqueta.
Varias imágenes de la estupenda base de NN.UU. en Entebbe |
A mi llegada a la oficina de check out, un oficial malayo, Ismael,
me recibió de forma muy agradable y me ayudó en todo lo que necesité en el
proceso.
Todo el personal con el que traté era agradable y con ganas
de ayudar.
Esto es todo lo contrario a lo que viví tanto en Kinshasa
como en Goma. No me lo esperaba.
Al mediodía, otro dispatch me llevó al hotel para la comida,
aunque, y no es normal esto, la base disponía de cafetería donde poder comer.
En la terraza del hotel, numerosos monos como estos te "piden", eso sí, educadamente, algo de comida. |
Después del almuerzo, decidí dar un paseo hasta la base,
unos 4-5 km.
Y a eso de las 17.00 había terminado todos los trámites del
check out.
Todas las oficinas a visitar estaban muy cerca unas de otras
y el personal se entregaba a la causa. Incluso me entregaron la medalla ONU de
fin de misión.
Medalla ONU MONUSCO |
Lo único que me queda ya es recoger el billete de avión para
el lunes, que será como en el último permiso que disfruté, haciendo escala en Ámsterdam.
Por la noche, cena en el hotel, a la orilla del lago.
"Playa" de Anderita. En el gran lago Victoria, a pesar de no ser mar, se pueden observar olas e incluso una fina línea de algas se dibuja en el límite del agua. |
Es curioso ver cómo pescan en dicho lago. A pesar de ser un
país mucho más desarrollado, se podían ver pequeñas canoas de madera, en las
que navegaban dos hombres, uno de ellos remaba con un sólo remo en la quilla y
el otro trataba de pescar con una lanza. Curioso.
Entrada del hotel Anderita, donde me hospedo en Entebbe |