Tras un intenso permiso, vuelvo para encarar, eso sí, con
las pilas cargadas, el último tramo de la misión.
El viaje de vuelta se ha hecho largo. El “tour”, como dice
un buen amigo, comenzó en Madrid, desde donde volé a Ámsterdam (Holanda), de
allí a Kigali (Rwanda) y ayer dormí en Entebbe (Uganda).
Pero lo peor ha sido hoy. El vuelo que debía dejarme
directamente en Goma, debía haber salido a las 08.00 horas locales (una hora
más que en España, ya que aquí no han cambiado la hora, como hicimos nosotros a
finales de marzo). Pero no fue así. El vuelo fue cancelado y tuve que esperar
hasta las 16.30 para coger un avión que me llevaría hasta Bukavu, capital de
Kivi Sur. Desde allí, un helicóptero ruso me ha llevado hasta Goma. Lo peor, la
incertidumbre. Sin información, más de siete horas en el aeropuerto de Entebbe,
sin saber lo que pasaba y cuando iba a volar. De lo sucedido me enteré al
llegar a Goma, y es que hay problemas con algunos de los aviones de la ONU y
andan escasos de aparatos. Así que hasta las 19.00 no he llegado a Goma. Y aún
queda el viaje a Walikale.
Este tramo de la misión se desarrollará básicamente en Goma
y Kinshasa. En un par de días viajaré a Walikale donde no estaré mucho tiempo,
ya que los odiosos trámites de check out llevan mucho más tiempo del que
deberían. Además, los tengo que realizar en Goma y después, en Kinshasa, con lo
que aún se alargan más con los viajes.
Estos días en Goma, los aprovecharé para realizar gestiones
personales y del Team Site, que siempre hay algo que hacer aquí.