miércoles, 29 de febrero de 2012

29 FEBRERO


El día de hoy ha sido tristón y sombrío. No ha llovido, pero una densa capa de nubes ha cubierto el cielo durante todo el día. Eso ha evitado que hiciera el calor de días atrás.
La patrulla de hoy, en compañía de Rafiq, el pakistaní, y de Amisi, el intérprete, que ya ha vuelto de Goma, me ha llevado hasta Kanyama, a unos 50 km al NW de Walikale, dirección Kisangani.
Kanyama

Allí, nos han acogido calurosamente y nos han hablado de sus problemas. Numerosos niños jugaban a esas horas en la aldea y los adultos realizaban sus tareas diarias en la selva, con lo que hemos tenido que esperar un poco a que volviera el Jefe del poblado.

Aunque no es de las peores aldeas que hemos visitado, esta población, como muchas de esta zona, sufre el azote de los desplazados. Muchas familias vienen a estas poblaciones buscando la seguridad de la que carecen en sus zonas de origen. Huyen de los constantes combates entre los May May y el FDLR. Los habitantes de estas aldeas comparten casa y comida con estos nuevos desplazados, quienes, a cambio, les ayudan en sus tareas diarias.
El problema es que, normalmente, el número de desplazados que viven en la población es superior al que ésta puede absorber, con lo que la escasez de recursos, especialmente alimentos, se hace aún más acuciante.
No es la primera población que sufre este tipo de problemas en esta zona, y así lo hemos ido recogiendo en nuestros informes. Informes que parecen han dado sus frutos, ya que, ayer mismo, la OCHA comenzó, en colaboración con las ONG Caritas y Solidarité, una campaña de ayuda a desplazados en esta zona precisamente. Nos cuentan en Kanyama que ayer representantes de dichas ONG visitaron el pueblo para identificar los posibles beneficiarios de las ayudas, que, en su mayoría, serán los desplazados con menos recursos.
Esta ayuda consistirá básicamente en alimentos de primera necesidad, así como algo de ropa y semillas. También tienen pensado repartir animales, tales como cabras.
Así que, una vez más, satisfechos porque de vez en cuando (y menos frecuentemente de lo que quisiéramos), nuestro trabajo se ve recompensado, aunque sea en parte.
Por la tarde, lo de siempre, realización de informes y carrera. Mañana comienza Marzo.