lunes, 28 de noviembre de 2011

27 NOVIEMBRE


Bueno, el domingo ha transcurrido sin pena ni gloria. Aquí todo el mundo tiene puesta la mente en las elecciones de mañana 28.
Tras levantarme, bajé a tomar el desayuno en el hotel y se sentó conmigo un rumano que ha venido por temas de "negocio". Por lo que decía era un constructor que sabía español. Cómo no, intentó hacer algún tipo de negocios conmigo, pero creo que se dio cuenta de que "pasaba" de él y desistió. Luego llegó a hablar con él una mujer de aquí. Por supuesto que habló conmigo para decirme que tiene un restaurante cerca del hotel. Me dio las señas y su número de teléfono para que hiciera publicidad en MONUSCO de su negocio. Me pidió el número de teléfono y, por supuesto, le dí uno falso. Hice ver como que me interesaba pero que debía marcharme.
Aquí todo el mundo ve a los extranjeros como inmensa fuente de riqueza. Siempre quieren sacarte algo de dinero por lo que sea.
Después de este "interesante" desayuno, me he “arriesgado” y he ido a dar un paseo. El hotel se está convirtiendo en una prisión. Por medidas de seguridad no puedes ni asomarte a la puerta.
Salí sin nada, ni tan siquiera reloj. De esta forma no podían robarme nada. Por eso no pude sacar ninguna foto.
Anduve hasta la frontera con Rwanda, no muy lejos de aquí. El otro lado parecía otro mundo. Se veían calles asfaltadas y grandes casas. Aunque en ese país la pobreza es extrema también, no es comparable a la situación que se vive en el Congo. Luego di una vuelta por los alrededores. No vi ni un blanco aparte de mí en las calles. Únicamente alguno que otro dentro de los vehículos de Naciones Unidas. Mucha gente se acercaba a mi, únicamente para saludarme. Los de las "moto-taxi" me asaltaban una y otra vez para llevarme. Debía decirle tres veces "No, merci", para que me dejaran en paz. Algunos chiquillos se acercaban y decían la única palabra que conocían en inglés: "Money, money". En fin, te sientes observado y un poco en peligro porque esta gente son capaces de matar por tus zapatillas de deporte. Entre eso, el calor sofocante de mediodía y una inminente tormenta que ya tronaba, decidí volver antes de lo previsto a territorio seguro.
Los cortes de luz y de wi-fi son ahora más escasos. Lo único malo es que no tengo agua caliente, pero tampoco hace mucho frío.