Día de elecciones. El país parece estar más paralizado de lo
que normalmente está. Me levanto y voy a mi lugar de trabajo. No hay mucha
gente. Aprovecho para recoger el agua del mes de diciembre: una botella por
cada día laborable. 21 botellas en total, que debo usar para consumo y lavado
de dientes. Aunque no es agua mineral, es agua que Naciones Unidas purifica y
embotella haciéndola apta para el consumo. El agua del grifo es muy peligrosa
aquí por la cantidad de agentes patógenos que posee.
Después de esto nos “aconsejan” (aquí son muy educados y no
ordenan) que volvamos a nuestras casas y permanezcamos allí todo el día. La
situación de seguridad está empeorando y llegan noticias de enfrentamientos
entre partidarios de uno o de otro candidato. En Walikale obligan a votar a un
candidato determinado bajo amenaza de muerte, en Pinga, el helicóptero que
trasladaba a uno de los candidatos importantes fue obligado a aterrizar de
emergencia y estamos a la espera de que dicho candidato pueda proseguir su
marcha hasta Kinshasa, en esta ciudad, la capital, después de observarse “irregularidades”
en las votaciones, se anula lo que hay hasta ahora y la gente debe volver a
votar durante la tarde, en Goma he podido comprobar como hay vehículos que recogen a gente por
la calle y los lleva al colegio electoral para que vote sí o sí al candidato
que representa,…este es el ambiente que se respira. Por suerte, de momento, no
existe ningún indicio de que la situación se vuelva en contra de Naciones
Unidas, con lo que yo permanezco en el hotel atento a las noticias que se van
produciendo.
Pero lo peor está por venir. Los resultados se darán a
conocer el próximo 6 de diciembre. Esa es la fecha clave. Entonces se verá cómo
reaccionan los distintos candidatos perdedores que ya andan reclutando personal
para iniciar movilizaciones cuando esto se produzca.
Se comprende que, en medio de este ambiente, no pueda sacar
fotos, así que estas entradas quedan un poco “desdibujadas” sin ellas.