lunes, 2 de enero de 2012

02 ENERO


La normalidad vuelve al Distrito de Walikale. Hoy, además de lo planeado, que era patrullar la aldea de Ilunga, debíamos ir hasta Mubi para confirmar una información recibida ayer.
Salimos el oficial chino, Mustafá y yo y decidimos ir primero a Mubi, que estaba más lejos. En escasa media hora, cubrimos los 32 km que separan Walikale de este poblado que es el segundo más grande del distrito y en el que viven alrededor de tres mil personas.
Centro de Mubi


Mubi

Ayer llegaron informaciones acerca de la situación en Omate, un poblado en plena selva, a unas diez horas caminando de Mubi. Según esta información, se había corrido el rumor de que el FDLR iba a atacar la localidad, quemar las casas y matar a todos los habitantes. Esto habría producido una avalancha de desplazados desde Omate hasta Mubi, la localidad segura más cercana.
Visitamos primero el Jefe del Batallón de las FARDC que despliega en Mubi. El acuartelamiento, como todos, no es más que un grupo de chozas hechas de barro, palos y hojas en forma de tejado, donde los soldados viven con sus familias y donde se hacinan multitud de niños en un espacio discontinuo y sucio. En él, no se realiza instrucción, ni hay guardias, ni vehículos de combate, ni nada que se parezca a una base en cualquier país occidental.



Barracones donde viven los soldados y mandos de las FARDC

Niños machacando unas hojas, para sacar pasta que cocinarán después

Después de recorrer aproximadamente un km a través de este dantesco cuartel, llegamos al lugar donde se encontraba el Jefe del Batallón. Unos soldados bastante borrachos custodiaban la entrada de la choza. En el suelo, una vieja ametralladora cargada con una larga cinta de munición, y con la boca de fuego totalmente tapada por un tapón de barro sólido. Entre risas, supongo que terminando de celebrar el año nuevo, nos dijeron que esperásemos en una de las chozas, y así lo hicimos.
Choza de espera

Tras un largo compás de espera, nos llevaron a otra choza, donde se encontraba el Jefe de Batallón. Nos recibe en bermudas a cuadros y camisa hawaiana. En la choza, una silla donde se sentaba él, aunque luego trajeron algunas más para nosotros, una mesa y una televisión. Es muy raro ver por aquí televisiones. La población de Walikale o Mubi, va a lo que llaman “cinemas”, en los que se amontonan numerosas sillas frente a un pequeño televisor, costando la entrada 500 francos congoleses (0,30 euros aprox.) y donde emiten programas grabados de la televisión congolesa.
"Plana Mayor" del Bón., donde se encontraba el jefe
Durante la entrevista, se mostró incómodo y nervioso, tal vez, quería ocultar algo. Eso sí, repitió con insistencia que eran sólo rumores y que el flujo de desplazados no era mayor estos días.
Tras una inútil visita a este Batallón, fuimos al puesto de policía de la localidad. Esta vez, el jefe no se mostró tan contrariado con nuestra presencia, pero tampoco nos dio mucha información. Según él, estaba confirmando algunas informaciones.
Así que nos fuimos de Mubi, dirección a Ilunga.
Ilunga es otra de esas aldeas, formada únicamente por desplazados procedentes de otras zonas, donde la amenaza del FDLR les ha hecho abandonar sus casas. Algunos llevan aquí desde el 2006, y ya han perdido cualquier esperanza de volver a su aldea.
El panorama era de los peores que me he encontrado. A pesar de estar a caballo de un buen camino asfaltado y encontrarse cerca de Walikale, no ha prosperado como otras aldeas del entorno, y sigue anclada en la más absoluta de las pobrezas. Y lo peor es que tampoco vi intención de hacer nada para cambiar la situación. Son de los que esperan que les venga la ayuda de fuera, y me recriminan que las ONG pasan de largo sin parar en la localidad.
Ilunga

Lugar de la reunión

Hablamos de todo un poco, pero cuando empezamos a hablar del agua, se mostraron enfadados porque nadie les había construido una fuente de agua potable, y que Naciones Unidas era la culpable de que muchos niños murieran cada semana por el agua que bebían. Al preguntarle si hervían el agua, me contestaron de mala forma que no, que lo que debe haber allí es una fuente en condiciones. Al hervir el agua, el 99% de los organismos que producen las fatales enfermedades que sufren especialmente los niños, mueren, y un agua hervida es agua potable. Lo saben, pero hay algunos sitios en los que, como ya dije en una entrada anterior, esperan que la ayuda les caiga del cielo. Ilunga es uno de esos lugares.
A la vuelta, misma rutina de siempre, la comida, realización de informes y carrera. Esta vez la tuve que retrasar un poco ya que la tormenta se adelantó bastante y cayó temprano. Eso sí, sin apenas fuerza y mezclada con el sol, dejando un hermoso arcoíris que rodeaba Walikale.
A la vuelta, conseguí "robar" una foto del final de la improvisada pista de aterrizaje de Kilambo, donde numerosas avionetas son cargadas de mineral, para su transporte a Ruanda, donde se venden y....

...una de esas avionetas, en el momento de la carga