Después de una noche muy tormentosa, hoy el domingo se ha
levantado con mejor aspecto y ha sido un poco diferente a un domingo normal en
Walikale, y es que la Cía. india desplegada aquí al lado había organizado un
partido de voleibol entre oficiales y suboficiales y me habían invitado a
participar. No es que yo haya jugado muchas veces a este deporte, pero me
parecía una buena manera de pasar la mañana del domingo, así que acepté. G.B. y
Mustafá se quedaron en la casa realizando el mantenimiento de los vehículos y
de los grupos electrógenos. Tras una larga espera, aunque eso sí, endulzada en
parte por una taza de café frío que estaba muy bien preparado (desde que salí
de Kinshasa, no había vuelto a probar el café y, la verdad, me sentó de
maravilla, aunque no lo suficiente como para ganar el partido), comenzó el
encuentro. Los suboficiales ganaron en medio de un muy buen ambiente. La verdad
es que me recordaba mucho a los muchos partidos de fútbol o baloncesto que
jugaba con mi compañía en Ceuta o en Jaca. En esencia, lo único que cambia es
el idioma. Así, entre risas y bromas, transcurrió la mañana del domingo, que
sirvió para desconectar un poco de la realidad que nos rodea. A partir de
mañana, volveremos a esa realidad.
Al finalizar el partido, un pequeño refrigerio, a base de
agua y zumo de limón, y a casa.
Por la tarde, elaboración de informes. Los domingos hay que
mandar los semanales, con lo que es un poco más laboriosa la realización de los
mismos que cualquier día de la semana.
Luego, carrera, ya que el voleibol no me hizo sudar mucho.