viernes, 2 de diciembre de 2011

2 DICIEMBRE


Al caer la noche de ayer se fue la luz, y con ella, internet. La luz la hemos recuperado pero Internet, ya veremos. Además, a esas horas se empezó a escuchar música, canciones, sonando fuerte. Eran timbales y un coro de voces, al más típico modo africano. Me pareció bonito. Lo malo es que no paró. Hasta las 07.30 h. de esta mañana ha estado sonando la “musiquita”. No dejaba dormir a nadie. Yo no sabía de dónde venía. A principio creía que era de una fiesta que estaban celebrando abajo, comprobé que no, y también que no procedía de ninguna de las habitaciones del hotel. Provenía de una pequeña fiesta con hoguera a la espalda del hotel. Al principio había gente (unas 25 personas), que cantaban y bailaban alrededor de la única luz que se veía, la del fuego. Luego, poco a poco, la música cambió y, aunque seguía siendo puramente africana, ya era más elaborada. Muy pesada. La gente fue dejando el lugar y sólo quedó una persona pendiente del “equipo musical”. La música no paró de sonar muy fuerte durante toda la noche. Aquí la Policía está a años luz de funcionar, con lo que tuvimos que intentar dormir con la musiquita. Al día siguiente, más de lo mismo. Hay mucha gente interesada en desprestigiar este hotel y entre las ratas y esto…lo están empezando a conseguir.
Luego acudí a seguir con los trámites de mi despliegue en Walikale. Debía hacer muchas cosas y todo dependía de que mi posting order (el papel donde se me ordena mi nuevo puesto) llegara. Pues bien, no ha llegado, con lo que el día ha sido algo inútil.
La relación con el tunecino con el que compartía trabajo como Oficia de Enlace, terminó en el momento en que dejé el despacho, con lo que ya carezco de medio de transporte para moverme por la ciudad. Dependo del dispatch. Este dispatch funcionaba bastante bien en Kinshasa, pero aquí es un desastre. Ya ayer estuve esperándolo 45 minutos y al final no llegó. Cogí el primer vehículo de NN.UU. que pillé. Hoy, tras una hora de espera, decidí quitarme el reloj y empezar a caminar. Aunque el día está siendo muy caluroso (alrededor de 35º), y con mucha humedad, los paseos de un lado a otro no han supuesto una pérdida de tiempo. Hubiera tardado más con el dichoso dispatch.
Después de estar haciendo trámites de más de dos horas, de despacho en despacho y de ventanilla en ventanilla, conseguí que me dieran el adelanto para poder llevar dinero en efectivo. En la zona de walikale no hay bares, ni tiendas y mucho menos bancos.
Después, y tras ver que no había llegado mi posting order me fui al hotel a comer. Además, debía negociar con el manager del hotel cuanto debía pagar por mi estancia aquí, ya que habíamos hecho el trato para un mes y voy a estar 15 días. El me pedía el doble de lo que yo le ofrecía y al final, después de darle muchas vueltas, conseguí sacarlo por el precio que yo decía, dándole a él 5 dólares (unos 4 euros). Y es el manager, el que dirige el hotel…
En fin, luego a la Ops Cell, que es dónde llevo a cabo mi trabajo y allí me llamaron mis futuros compañeros de Walikale. La verdad es que esperaba una bienvenida, algunos consejos, una ambientación, en fin…, pues no, únicamente me llamaban para que llevara leche, café y algunos pollos congelados.
He estado hablando con varios oficiales que han estado en el team site, un jordano, un sueco y un senegalés. Prefiero esperar a estar allí y ser yo mismo quien lo vea para contarlo aquí.
Luego, regreso al hotel, donde seguimos sin wifi y, lo que es peor, sigue la musiquita africana.