sábado, 17 de diciembre de 2011

17 DICIEMBRE


Después de la fuerte tormenta caída ayer y de una noche llena de insectos, el día amanece en calma pero las condiciones de los caminos impiden desplazarse muy lejos.
Así que decidí patrullar por Walikale para ver los efectos de la tormenta e interesarme por el estado de salud del bebé de dos meses (sigo sin dar crédito) violado antes de ayer por su padre. Además, quería visitar uno de los acuertelamientos de la FARDC para averiguar algunas informaciones. Evidentemente, ni el Nepalí ni el Chino mostraron la más mínima intención de acompañarme, por lo que salí sólo con Mustafá, que hizo de intérprete, ya que Amisi no trabaja ni hoy ni mañana.
La tormenta, aunque muy fuerte, sólo derribó algunas casas hechas con maderas y juncos, lo que hace que la extrema pobreza de las gentes que vivían allí, sea aún mucho mayor. De todas formas, no se produjeron grandes daños y la población comenzaba a recobrar la normalidad.
La calle central de Walikale recobra la normalidad

En cuanto a la FARDC, no pude entrevistarme con la persona apropiada, así que lo dejé para el martes.
Entrada del campamento de las FARDC. A la izquierda, una mujer transporta a su hijo a la espalda. Se ven muchas madres transportando a sus bebés de esta forma.

Luego fuimos a la oficina del Sector de Wayanga, responsables de la alimentación de los presos de la cárcel de Walikale. Estos presos, como ya dije el pasado jueves, habían estado sin comer cuatro días completos. Les llevaron comida pero sólo para un día y vuelven a estar sin comer.
En esta oficina me recibieron cuatro funcionarios. Las paredes estaban cubiertas con viejas estanterías que soportaban toneladas de papeles desordenados. El Jefe de la Oficina es el que ejerce de interlocutor con nosotros. Interrumpió de mala gana su trabajo, que no era otro que escribir, eso sí, muy despacio, cientos de nombres con una máquina de escribir gigantesca y prehistórica. La verdad es que en cuanto escuchó el tema que veníamos a tratar, se mostró reacio a mantener el diálogo y dijo que la responsabilidad era de la Oficina de Administración. Aun así, conseguimos que, por hoy y hasta la reunión del próximo martes, esta oficina dé de comer a los reclusos.
Pero lo mejor del día estaba por venir. Cuando acudimos al hospital a ver qué tal se encontraba el bebé violado teníamos pocas esperanzas. Ayer su estado era crítico y auguraba malos presagios.
Pero, para nuestra sorpresa y alegría, el bebé se había recuperado milagrosamente. Cuando llegamos ya estaba comiendo de la madre y su aspecto era mucho mejor que el de ayer. Todavía tiene que recuperarse de las heridas sufridas por la violación, pero me dio mucha alegría ver que estaba bien. Estuve un rato con él y con la madre. Ella me contó que el bebé se llama Jacque y, por supuesto, que no tenía dinero ni comida. Aunque sé que no debía, le di algo de dinero que llevaba encima, pero es que la situación supera cualquier tipo de regla y la necesidad de esa mujer me sobrecogió.
Mi "amigo" Jacque

Y no es que el resto de la gente aquí sea más rica ni esté mejor que ella, pero entiendo que, para una madre, debe ser muy difícil superar que el padre de tu bebé lo viole. El autor de semejante atrocidad está escondido en la selva. No creo que dure mucho. En la selva no sobrevivirá mucho tiempo y en cuanto regrese a cualquier sitio habitado lo matarán. Algunas informaciones apuntan a que lo hizo por algún asunto relacionado con la magia negra, muy arraigada en esta zona.
En cuanto al hospital, ya haré una visita más detallada al mismo, ya que hoy sólo me interesaba el estado del bebé. Pero, comparado con el resto de instalaciones de aquí, no está del todo mal. Es una casa bastante arreglada en la que numerosos camastros rodeados de mosquiteras se apilan unos al lado de otros. Como se puede imaginar las condiciones sanitarias dejan mucho que desear, pero de eso ya hablaré en otro momento.
Luego, elaboración de informes y hoy salí a correr, pero tuve que recortar la carrera porque me pilló la tormenta de cada día.