martes, 20 de diciembre de 2011

20 DICIEMBRE


Seguimos luchando contra los mini insectos que nos hacen la vida imposible. Esta mañana, a las puertas de la casa, dos caracoles gigantes hacían sus “cosas”. No sé cómo han llegado hasta aquí.
Caracoles "en acción"

Hoy, como todos los martes, debería haber tenido lugar la reunión semanal de seguridad en Walikale, pero se ha cancelado, aún no sé el motivo.
Así que hemos cambiado el calendario de patrullas. Hoy he salido sólo con el intérprete. Se esperaba que aterrizara un helicóptero con el agua de enero del equipo y con el equipaje que aún nos faltaba a G.B. (Nepalí) y a mí. Así que tanto el nepalí como el chino se quedaron para recibir la aeronave.
Antes que nada fuimos al hospital de Walikale a ver cómo había evolucionado el bebé violado por su padre hace unos días. Hoy el aspecto era peor. Si el otro día era optimista, hoy debo ser reservado. Desde ayer no come nada y su estado se ha deteriorado. Le están medicando como pueden. Ya veremos. También visitamos al hijo del intérprete, ingresado con malaria. Él sí que se encontraba mucho mejor y, probablemente, mañana le den el alta.
Entrada al hospital de Walikale. La ambulancia, donada por la Cruz Roja, es la única del distrito.

La Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID) también aportó su granito de arena para edificar el hospital.

Después la patrulla nos llevó a Kurundu. Un poblado más o menos grande y cerca de Walikale, a unos 10 km en dirección a Kisangani, con carretera asfaltada. 
Niños saludando. Hay miles de ellos por todas partes.

Preguntamos por el jefe de la aldea, pero no se encontraba allí, así que decidí visitar el “centro de salud” de la localidad.
Kirundu. Lo que come la cabra no es comida para ella. Son hojas de un árbol de aquí, que las ponen a secar al sol y luego las utilizan para hacer algo parecido al pan. Los días de sol, se ven muchas de estas.

"Centro ciudad" de Kirundu

Kirundu
Centro sanitario de Kirundu


Las condiciones higiénicas eran muy malas. La sala de consultas estaba llena de toda clase de insectos y pequeños lagartos y el instrumental… sin comentarios.
Instrumental de la sala de consultas

Allí trabajan 6 enfermeros, pero no hay ningún médico. Evidentemente no cuentan con ningún vehículo para realizar asistencia a domicilio. La única ambulancia del distrito, donada por la Cruz Roja, se encuentra en el Hospital de Walikale. Estos enfermeros son los que nos cuentan un poco lo que pasa en la aldea. Viven tranquilos, y la cercanía con Walikale hace que su situación no sea tan desesperada como en otras localidades. Eso sí, carecen de agua potable y el estanque del que beben está infectado con un gusano que hace que algunos niños de la aldea hayan muerto últimamente por deshidratación y severas diarreas. Posiblemente cólera.
Enfermeros

De vuelta al TS, ayudamos a la carga del agua n el vehículo. Como ya vaticiné hace unos días, mi equipaje aún no ha llegado. Intentaré seguirle la pista, pero es difícil. El de G.B., que lo envió un mes antes que yo, sí que ha llegado por fin.
Así que la comida ha sido algo especial, ya que ha preparado unos fideos picantes que le había llegado con sus cosas.
Luego, elaboración de informes, y la carrera diaria. Por el camino que recorría, un hombre gritaba en el suelo, sangrando por la boca y por varias partes del cuerpo. Lo rodeaban cuatro individuos, dos de ellos con el uniforme de la FARDC y otros dos de civil con fusiles. Creí que le había pasado algo al hombre que gritaba, no sé si de dolor. Me dijeron que no pasaba nada, así que proseguí la carrera. Al volver, lo vi atado de manos y piernas. Era un detenido por las FARDC que lo trasladaban a la cárcel.
El día acaba y, de momento, y sorprendentemente, no ha caído la tormenta de cada día.