lunes, 26 de diciembre de 2011

26 DICIEMBRE


Amisi, el intérprete, ha cogido vacaciones unos días. Eso significa que las patrullas las tenemos que realizar con Mustafá, que es el encargado de todas las tareas de mantenimiento de la casa. Esto hace que, para darle tiempo a cumplir con sus obligaciones en la casa, las patrullas tengan que ser planeadas de manera distinta, haciéndolas lo más cortas posible. Se ha solicitado un nuevo intérprete, pero seguramente no llegará.
Así pues, la patrulla de hoy nos ha llevado hasta Boboro, un poblado a 22 km de Walikale en dirección a Kisangani, por un buen camino asfaltado, con lo que no hemos tardado mucho en llegar.
Entrada de Boboro

En mis tres semanas ya aquí, he tenido tiempo de visitar y conocer numerosos poblados y aldeas. Aquí, como en Afganistán, la mentalidad de estas poblaciones difiere una de otras. He podido comprobar cómo hay localidades donde “esperan” algo, alguna ayuda, de fuera, bien sea divina, de NN.UU. o de alguna ONG. En estos lugares, casi “te exigen” el que le des algo. No tienen visos de prosperar y, cada vez que alguien quiere hacerlo, cuenta entre sus convecinos con su primer enemigo. En estas aldeas, además, y a pesar de la extrema pobreza en la que viven, es donde más luchas entre facciones armadas se dan, con lo que son aún más castigadas.
Pero hay otras poblaciones que han sabido aprovechar el empuje que las NN.UU. y las Organizaciones Internacionales y ONG le han dado a esta zona, han prosperado. Han conseguido salir de la pobreza extrema, creando un entorno pacífico en el que dichas instituciones pueden llevar a cabo su labor.
Este es el caso de Boboro. Una población que ha triplicado su número de habitantes, hasta llegar a los 4500, en sólo año y medio. Que en ese tiempo, ha logrado construir dos escuelas primarias, una secundaria, dos fuentes que abastecen a la población de agua segura. Han conseguido ser un punto de referencia para comprar y vender todo tipo de mercancías. Así, aunque siguen viviendo en medio de la pobreza, la situación no es tan acuciante como la de los anteriores, y su nivel de desarrollo crece día a día.
Boboro

Aquí no me hablaron del FDLR, ni de May May, ni de problemas con las FARDC. Sólo de la situación en la que viven. Se les veía contentos y la mayoría de ellos, ocupados en sus quehaceres. Decían que nunca habían estado mejor que desde que llegó NN.UU.
Gente trabajando

Lo único que pidieron, arreglar el tejado de una de las escuelas que un rayo de las últimas tormentas caídas, destrozó.
A la vuelta, paramos a comprar una cabra. Ya se nos está acabando la carne de la anterior y hacía falta una nueva. Tras varios regateos, conseguimos una, aunque bastante delgada. Intentaremos cebarla un poco antes de sacrificarla.

Sigue haciendo mucho calor. Los lugareños dicen que es normal, que la época de lluvia ha terminado y que esto es lo que nos espera a partir de ahora.
Con las altas temperaturas, la casa se llena de nuevos "inquilinos"

Luego, la carrera, confección de informes y poco más.
La gente de Walikale sigue celebrando la navidad por todo lo alto, siempre dentro de sus posibilidades. Anoche, hasta la una de la madrugada, volvían a oírse cantos y timbales, incluso gritos, desde la población.