martes, 27 de diciembre de 2011

27 DICIEMBRE


Hoy, como cada martes, reunión semanal de seguridad en el edificio de la administración de Walikale. No ha empezado puntual, pero no se ha demorado mucho. Eso sí, ha durado casi tres horas.
"Autoridades" antes de la reunión.

En ella, entre otras muchas informaciones, se ha confirmado que el FDLR continúa su progrsión Norte-Sur, y sólo algunas organizaciones de los propios habitantes de algunas aldeas, impiden su avance. Tienen una lista de 49 personas a las que tienen que matar, pues creen que ellas son las principales culpables del asesinato de uno de sus coroneles. A día de hoy, ya han matado a siete de esos 49. Lo peor no es eso. Lo peor es que para llegar hasta donde están estas 49 personas, no dudan en asaltar cada aldea por la que pasan, quemando las casas, violando las mujeres y matando todo lo que no se esconde en la selva. Las FARDC ya están informadas del asunto.
Después de la reunión, una vez más, esperaba que en alguno de los dos helicópteros que llegaban a Walikale hoy, estuviera el resto de mi equipaje. Esos casi 70 Kg. Que no veo desde el 20 de Noviembre. Una vez más, no estaba.
Helicóptero que debía haber traído mi equipaje

Cada vez que aterriza algún helicóptero, se crea mucha expectación y las "gradas" se llenan.

El que sí regresó en uno de ellos fue el Team Leader, el TCol. Indio. Además, el oficial chino partió hacia Goma, para solventar unos asuntos logísticos allí. Volverá en dos días, esperemos que con mi equipaje.
Además, un equipo de mecánicos, compuesto de un argelino y un congolés, ha llegado también en esos helicópteros para revisar los vehículos del Team Site, cambio de aceites, de filtros, etc. Se quedarán hasta el jueves. La casa parece que ha cobrado vida. Hay más ruido. Somos cinco y la cabra, que la seguimos alimentando, a ver si se puede sacar algo más de provecho.
Por la tarde, salí a correr, pero en cuestión de minutos, comenzó una fuerte tormenta, que hizo que tuviera que regresar antes de lo esperado. Al principio tronaba muy fuerte y después, esos truenos dejaron paso a una fuerte lluvia. Un aguacero que duró alrededor de una hora.
Al final, el atardecer ha sido tranquilo, de no ser por el ruido de la cabra, que parece saber cuál es su destino.