viernes, 16 de diciembre de 2011

16 DICIEMBRE


Hoy la patrulla me ha llevado hasta Mayuwano, a unos 40 km de Walikale dirección Kisangani (la carretera buena).
Muyawano


"sala de reuniones"

Aunque las condiciones en general, son mejores que las de las aldeas del eje de Goma, el que visité ayer, no dejan de ser aldeas muy pobres, con muy pocos recursos y muchas enfermedades.
Me llevó un buen rato el hacer esta patrulla. Me recibieron muchos hombres que me explicaron más de lo mismo, que tienen miedo de posibles represalias del FDLR, que no tienen herramientas para cultivar, ni agua potable, ni un centro de salud a menos de 10 km, etc. Volvieron a quejarse de que miembros de las FARDC suelen atracar y robar en la única tienda de la aldea.
Pero sí tenían escuela de primaria. Así que fuimos a visitarla. No estaba demasiado mal acondicionada, aunque era del todo insuficiente para 160 alumnos de entre 6 y 12 años que van a clase. A nuestra llegada, como era de esperar, un clamor de niños se arremolinaba en torno a nosotros gritando y riendo. Me recibió el director, joven y culto, hablaba muy bien el inglés y enseguida me empezó a contar lo que hacen allí y, sobre todo, las carencias que tienen.
Patio del colegio



Aulas




"Estudiantes"



Cada niño paga unos 1000 Francos Congoleses al mes. Al cambio, esto es un dólar, o sea 0,85 euros (no sé a cuanto está el cambio ahora mismo). Aunque parezca mentira, estos son los elegidos. La mayoría de los padres aquí no pueden permitirse pagar esos 85 céntimos de euro al mes y por eso la calle está llena de niños que no pueden ir a la escuela. UNICEF se encarga del material escolar, pero no es suficiente. Los Organizaciones Internacionales aquí no dan abasto y ya hacen demasiado por este país. Las aulas, un perfecto desastre, con apenas tres o cuatro troncos dispuestos en forma de taburetes y sólo dos pizarras para las seis clases que tenía el colegio.
Entrevista con el director del colegio

Tras esta visita fuimos a otra aldea, a Kilambo. De esta manera evitaremos el salir el domingo y podremos descansar un poco. Kilambo es la aldea de la que ya hablé hace algunos días y en la que aterrizan esas avionetas para cargarse de minerales, que grupos de personas traen a cuestas desde 50 km dentro de la selva, despegar, y vender la mercancía en Ruanda. Nos recibió un chaval joven que no tenía muchas ganas de hablar. Yo tampoco, así que la entrevista duró muy poco. En la aldea casi todo el mundo vive de ese negocio y nadie quiere soltar mucha información al respecto.
Aldea de Kilambo

En la patrulla me acompañó, aparte del intérprete, el chino. Y digo bien, me acompañó, porque lo único que hizo fue sentarse en el coche y escuchar las entrevistas sin enterarse de mucho más.
A la vuelta al TS, nos encontramos con una noticia muy desagradable. Debíamos ir al hospital porque desde anoche lleva ingresado en estado crítico un bebé de dos meses que ayer fue violado por su propio padre. Unos vecinos que iban a lavar la ropa al río, lo vieron y el hombre (si se puede llamar así) echó a correr. Lo están buscando. Parece mentira que nadie pueda hacerle eso a un bebé, y menos al de uno mismo,…la verdad, me quedo sin palabras. Al igual que me quedé sin palabras intentando consolar a la madre que estaba destrozada.
Luego, vuelta al TS, comida y elaboración de informes. Me han dicho que, probablemente, tenga el resto de mi equipaje aquí el próximo martes. Ojalá, pero aquí eso es muy difícil. Ya veremos.
A eso de las 16.00 empezó a caer una tromba de agua acompañada de una muy fuerte tormenta. Todas son fuertes, pero en esta ocasión, aún más. Tuvimos que apagar todos los aparatos eléctricos, los generadores y, durante una hora, quedamos aislados sin radio ni teléfono. Cuando se apaciguó un poco, llevé a los trabajadores de la casa a sus hogares. Hoy no trabajaba Mustafa, ya que es musulmán (aunque de raza negra) y los viernes libra. El domingo no viene Kisongo, el cocinero. Él es cristiano y el intérprete libra sábados y domingos.
Walikale bajo el diluvio



Incansables, se ven numerosas mujeres como esta, incluso bajo la lluvia, portando pesadas cargas con un lazo atado a la frente. En ocasiones, además, llevan detrás colgado un niño. Así hacen largas distancias. recogen la fruta o las hortalizas, las cargan y las llevan donde haya mercado para ganar algo de dinero.
Esta cargaba con plátanos.


Hacía dos días que no llovía y eso ha hecho que numerosos insectos se apoderen de la casa. Últimamente no hago más que rascarme y la sensación es algo incómoda.