Después de otra noche de intensas lluvias, aunque esta vez
la tormenta no fue tan fuerte, el día se ha levantado algo mejor. No ha
llovido, pero los caminos estaban impracticables.
Hoy estaba de servicio, así que me levanté temprano, encendí
el grupo electrógenos, las radios, el ordenador, etc.
La patrulla salió, pero no pudo llegar muy lejos debido,
precisamente, a la gran cantidad de agua caída durante la noche.
Por mi parte, seguí actualizando información y aproveché
para terminar de hacer algunas tareas pendientes.
Por la tarde, y en vista de que hoy no hay baloncesto, salí
a correr un rato. Aunque no llegué al centro del pueblo como la primera vez
(las condiciones de seguridad no lo permiten), sí que vi a bastante gente,
especialmente mujeres y niños que a esas horas de la tarde portaban pesadas
cargas que llevaban en sus espaldas, con un trozo de tela anudado rodeando su
frente, que era la parte del cuerpo con la que cargaban. A mi paso, los niños,
como siempre, gritaban “Morning”, ó “Jambo” (que en suahili significa hola), y
cuando les contestaba yo, o se ponían a dar saltos de alegría o, alguno de
ellos, aprovechaba para decirme “biscuits” (galletas en inglés).
Luego, me lavé un poco y a terminar de mandar informes.
Mañana se va el Team leader (el indio) de “vacaciones” y el
keniano ya regresa a su casa. Con lo que me quedo sólo con el nepalí y el chino…ya
veremos. Así que hoy he aprovechado también para hacerme cargo del material del
TS. Hemos estado revisando todo y ya están firmados los formularios de entrega.
En lo referente a la situación del país, siguen los
disturbios, especialmente en la capital, pero van disminuyendo en intensidad.
El presidente Kabila ha reconocido ciertas “irregularidades” en el proceso
electoral, pero bajo ningún concepto eso ha hecho que él ganara. Evidentemente
no se lo cree ni él.