Esta mañana se ha vuelto a levantar lluviosa. Aquí, la época
de lluvia va desde octubre hasta enero, con lo que aún deben de quedar días
como este.
Todos los martes tiene lugar en Walikale una reunión de
seguridad a la que asisten todos los “altos cargos” de la zona. El Jefe de la
Policía, el Jefe de las FARDC, el administrador de la ciudad (alcalde), un
representante de la agencia de coordinación de los asuntos relacionados con los
derechos humanos de NN.UU., el Jefe de la Cía (que es un Comandante) india, representantes
de los distintos sectores del distrito, etc. Y por supuesto, nosotros. Esta
reunión, prevista para las nueve, se retrasó por la lluvia. Se realiza, como
todas las reuniones de la zona en un cobertizo hecho con cuatro palos, con un
tejado de paja. Dentro, dos bancos corridos.
En ella, cada uno expone lo que cree más importante, en
cuanto a materia de seguridad se refiere, de lo que ha pasado en la última semana
y lo que se espera para la siguiente. En general, el ambiente es bueno tras el
anuncio del vencedor de las elecciones, aunque siguen produciéndose combates
entre el FDLR y los MAY MAY CHEKA en alguna que otra zona.
También se ha informado de algún atraco y, cómo no, de
alguna violación. Aprovecho ahora para describir un poco la situación de la
mujer aquí. Aunque la discriminación no es tan extrema como en Afganistán,
donde las mujeres se utilizan como un objeto más, se compran y venden, y se les
obliga a ir tapadas completamente con el burka, las mujeres congolesas,
especialmente en esta zona, son violadas sistemáticamente por los grupos
armados que combaten en la zona. Para ellos, esta es otra manera de hacer la
guerra. Violan a las mujeres delante de sus maridos, padres, hermanos e incluso
hijos, con el objetivo de desprestigiar a la familia, primero, y de dejarla
embarazada.
La mentalidad del hombre aquí es sorprendente. Para ellos,
cualquier mujer es una prostituta, incluso la esposa de uno mismo. Lo único que
varía es el precio que hay que pagar. Si una mujer se prostituye y trae a casa
el dinero o las especias conseguidas por ello, es bien recibida en casa. Por el
contrario, la mujer violada por el enemigo es inmediatamente repudiada por su
marido y por su padre, dejándola, en muchos de los casos, en la más absoluta
soledad, la mayoría de las veces, con un hijo del enemigo en el vientre.
Tiene muy difícil solución, y las O.N.G.s y las Organizaciones
Internacionales, no llegan a estos sitios. Como ya referí anteriormente, en
este mismo pueblo, hace dos años, fueron violadas más de 300 mujeres en una
noche. Actualmente, vagan por las calles muchos “hijos del enemigo” que ahora
comienzan a dar sus primeros pasos y que, los que han sobrevivido, no tiene ni
casa, ni comida, ni esperanza.
Después de la reunión, volvimos a la casa, el keniano y el
indio debían coger el helicóptero a Goma como dije ayer, pero el helicóptero,
debido a la climatología, no voló. Así que han de esperar a mañana.
Para terminar la mañana, salí con el intérprete para hablar
más detalladamente con el General Jefe de este sector de las FARDC, acerca de
unos cuantos “asuntillos”. Joven, como todos, se mostró cordial y chapurreaba
el inglés. Era mi primera salida sólo, y creo que sé moverme en estos
ambientes. Lo aprendí de las experiencias en Bosnia y Afganistán. Así que
conseguí más información de la que esperaba. Nos recibió en el Cuartel General
del Sector, similar en número a una de nuestras Brigadas.
Siete u ocho vehículos totalmente destrozado e inservibles
de las FARDC se encuentran en la puerta. Habían unos dos o tres camiones y tres
o cuatro vehículos ligeros. Sin ruedas, y con todo lo que se podía robar,
robado, servían a los soldados para protegerse de la lluvia mientras hacían su
guardia. No vi ningún otro vehículo en condiciones de ser usado. Luego, tres
casas viejas y totalmente derruidas servían de casa y lugar de trabajo de este
General y su “Estado Mayor”, que se componía de un chaval más o menos joven,
ataviado con un viejo chándal, una chaqueta rota de pana y unas botas de agua
amarillo chillón que le llegaban hasta la cadera, y de un niño. A mi parecer,
no superaba los 15 años, pero éste sí que vestía con el uniforme de las FARDC.
Ambos permanecieron atentos, durante la reunión, pero no a lo que se decía, ya
que probablemente, no tenían idea de francés, y mucho menos de inglés, sino a
cada detalle de mi uniformidad, a cada gesto que yo hacía. Como si no hubieran
visto nunca un blanco de otro país. Imagino que luego lo contarían orgullosos
de ello.
Después de esta charla, otra vez el arroz con cabra, el plátano
y los pertinentes informes. El agua dio una tregua por la tarde y pude salir a
correr. Creo que la gente del pueblo se va habituando a verme y sólo los niños
siguen gritándome eso de “morning…biscuit”, riéndose y a veces, imitando mi
manera de correr.
El día acaba tranquilo, con una ensordecedora serenata de
los millones de grillos que campean por la zona de noche. Cuando se apagan las
luces, se pueden ver cientos de puntos verdes luminosos entre la hierba,
moviéndose y saltando, Son las luciérnagas. La pena es no poder hacerles
fotografías.