La verdad es que no sé ni por dónde empezar. Será mejor
cronológicamente, según se han ido produciendo los acontecimientos.
A las 08.10 me recogió el Dispatch en el hotel y me llevó a
la terminal de MONUSCO en el aeropuerto. Esta vez llegó a tiempo.
Últimas fotos del hotel |
Cómo no, más
trámites en la terminal, ya que mi nombre no se encontraba en la lista de
pasajeros, y eso que sólo éramos ocho. Una vez finalizados estos trámites, a “facturar”.
El peso que llevo encima: 82 kgs. Y eso que todavía no he recibido los otros 50
kgs. Que siguen en Kinshasa. Pero es que llevaba 18 litros de agua, el chaleco
antibalas, el casco, los seis litros de leche para el Team Site, los pollos, en
fin, un montón de peso. Tras dejar el equipaje, estuve esperando unas cuatro
horas en una sala. En esta sala esperaban cinco militares indios y dos civiles,
además de mí. Es curioso como uno de los militares indios, un Sargento, se
acercó a mí para preguntarme de dónde era. Cuando le dije que era español, le
sonó a chino. Incluso me preguntó luego cuál era el idioma que se habla en
España. Eso sí, el Barcelona y el Real Madrid los conocía a la perfección, a
pesar de que no sabía a qué país pertenecen. No es la primera vez que me sucede
esto. Los países presentes en la zona, y los congoleños, no están acostumbrados
a ver ni a escuchar españoles ni a tener ninguna noticia de lo que sucede en
nuestro país. Pero la mayoría son forofos del Barcelona. Algunas veces, cuando
digo que prefiero el Madrid, me ponen cara de tristes…en fin.
Sala espera terminal de MONUSCO |
El vuelo se
retrasó “sólo” tres horas y media. A las 13.00, al fin, me subí al helicóptero
ruso que había de llevarme a Walikale.
Fotos del helicóptero ruso |
Durante el viaje, el paisaje era precioso y cambiante. Conseguí
sacar unas fotos, que dejo más abajo. Tras dejar atrás Goma, su lago y sus
odiosos trámites administrativos, salimos en dirección SW (Suroeste). La ciudad
se extendía en forma de pequeñas casas, chozas, desparramadas por una gran
superficie. Comunicadas por caminos de tierra, no se veía ningún coche,
únicamente personas, muchas personas, deambulando de una lado para otro.
Después, se puede ver perfectamente desde el aire el que en su día fue el río
de lava que partía del volcán Nyaragongo y que llegaba a la ciudad de Goma. Es
como una gran lengua de roca magmática, oscura, rodeada de pastos verdes.
Más adelante, el relieve se hacía más pronunciado. Muy
montañoso. Pero no hay que pensar en las grandes cumbres del Pirineo, sino más
bien en las montañas asturianas o cántabras. En muchas de las cimas y de las
crestas que atravesaban esta sierra, se veían pequeños poblados de unas cinco o
seis chozas de barro y paja que cultivaban las laderas que los rodeaban. Había
cientos de estos poblados Creo que es mejor verlo en las fotos que dejo abajo.
Si se amplían las imágenes, se verán perfectamente los poblados en las cimas y crestas y las laderas cultivadas |
Por fin, el paisaje se suaviza y empieza a ser invadido por
árboles. Entramos en la selva. Parece increíble, pero durante largos minutos,
intentaba divisar algo que se pareciera al suelo y era imposible. Todo lo que
se puede ver son millones de árboles, de todas clases e incluso de muchos
colores. De vez en cuando, podía verse algún curso de agua, alguna catarata y
alguna laguna o estanque, pero de suelo, nada.
La Selva |
En un gran claro de esta selva, se encuentra Walikale. Una
extensión, no muy grande, de pequeñas casas situadas de manera desordenada.
Walikale desde el aire |
Aterrizamos en algo que se parecía a un campo de fútbol. El
calor era agobiante y más con todo el peso que cargaba encima.
Fotos de la "pista" de aterrizaje
Tras esperar un
momento, apareció Mustafá. Mustafá, ahora lo sé, es un empleado de la casa que
“hace de todo”, hace las chapuzas, plancha la ropa, arregla los coches, corta
la hierba, mata las serpientes y los ratones, de todo. De todo menos la comida.
La comida la hace Kinsoko, un anciano que, según dicen, con los medios que
tiene, hace maravillas en la cocina. Mustafá, cómo no, me cogió parte del
equipaje y salimos del campo. Llegó el Nepalí con uno de los vehículos del Team
Site. El nepalí, llamado G.B. parece un chaval, pero es mayor que yo. Es “de
perfil bajo”. No sabía apenas conducir, no sabe hablar casi nada de inglés y
encima debe estar un poco desconectado de todo, ya que lo primero que me
preguntó fue que de dónde era. Pensaba que yo era americano. Después, cómo no,
me preguntó qué idioma se habla en España y que si podía comer cualquier tipo
de carne, incluso la de cerdo. Creo que su idea de España no es muy
“detallada”. Lo malo es que este nepalí es el administrador de la casa. De él
dependemos en cuanto a abastecimiento de comida y otras necesidades.
Después de una vuelta por Walikale, ya que creo que se
perdió, llegamos a la casa. La casa del Team Site está en una montaña desde la
que se divisa la localidad. La primera impresión de Walikale no fue mala. Gente
muy pobre, pero que vive con la máxima dignidad posible. Los únicos vehículos
que vi fueron el nuestro, uno de policía y una ambulancia. Ni siquiera el Rgto.
Congolés de las FARDC posee vehículos. Eso sí, a 150 mts. De la casa se
encuentra la base de una Compañía india. Ahí es donde nos tenemos que acoger en
caso de que se produzca alguna contingencia. Ellos tienen armas y vehículos.
La casa es una construcción muy vieja y totalmente
destrozada. Tiene un amplio salón, una “cocina” y cinco habitaciones, dos de
ellas grandes, compartidas por dos de los MILOBs y otras tres que son
auténticos zulos. Antes eran cuartos de baños a los que les han quitado todos
los elementos y las han dejado vacías. La que “elegí” no tendrá más de 3 metros
cuadrados, siendo generoso. Vale más una imagen que mil palabras.
Arriba, habitación al llegar. Abajo, después de "instalarme" en ella.
El baño está fuera. Esto por la noche puede no ser muy
bueno, dada la posibilidad de encontrarte con algún “bicho” mientras vas o
vienes al aseo. La electricidad la dan dos grupos electrógenos que funcionan de
08.00 a 22.00. Después, la oscuridad total. La ducha no es más que una tabla
cogida del techo con dos alambres y que sirve para apoyar un cubo con un
agujero que permite que el agua caiga poco a poco.
W.C. |
Arriba y abajo, ducha |
Bañera |
"Gimnasio" |
Cicina |
Tras “instalarme” en la suite, pedí a Mustafá que me ayudara
a poner la mosquitera. Después comí un poco de arroz con carne de cabra en
salsa. Era demasiado picante. El Team Leader (el más antiguo de los que estamos
aquí) es un indio, con lo que, visto lo visto, me quedan muchas comidas
picantes. Eso sí, hay plátanos de sobra.
Después intenté hablar con el Team leader, un Teniente
Coronel indio que no quiso entrar en detalles. Me dijo que me relajara y que ya
hablaríamos, y eso hice.
Por lo demás, estamos pendientes de la publicación de los
resultados electorales, que se está demorando demasiado. Ya veremos las
reacciones que se produzcan.
Para finalizar esta larga entrada, una de sensaciones;
aunque las condiciones de vida no son óptimas, el hecho de dejar atrás Goma,
con sus agobios, sus papeles, con todo el mundo intentando robarte, etc., da
una sensación de tranquilidad y de libertad. Mañana, por fin, comienzo a hacer
lo que vine a hacer.
Eso sí, las vistas de Walikale desde la casa, impresionantes.