Hoy, patrona de Infantería, me correspondía ser el Oficial
de Servicio. Así que me levanté temprano, encendí el grupo electrógeno, las
radios, los ordenadores e hice las comprobaciones necesarias acerca del estado
de la casa, los coches y los alrededores.
Después el desayuno y el radio check (comprobación de enlace)
con la célula de operaciones y con la patrulla que estaba a punto de salir.
La mañana transcurrió tranquila. Aproveché para ver como el cocinero hacía su trabajo, así como Mustafá, nuestro hombre para todo.
Kisongo elaborando el pan |
A mediodía, el nepalí trajo
una cabra que había comprado y la matamos entre él, Mustafá y yo. Eso nos
servirá para 10 días por lo menos.
Arriba, nuestra comida de diez días. Abajo, incluido el postre: las papayas del árbol. |
Después de la comida, confección del pertinente informe y a
calentar la cena. Ha sido curioso ya que el nepalí y el chino estaban cocinando
su propia cena. Mi error fue preguntarles qué estaban haciendo. Muy amables me
dijeron que podía ayudarles y cenar lo que estaban cocinando: la sangre de la
cabra con los testículos (era un macho). Todo eso revuelto con unas hierbas que
previamente habían recogido de los alrededores y, cómo no, especias.
Evidentemente me negué a probarlo, pero sí hice algunas fotos “de recuerdo”.
Cocinando a fuego lento |
Presentación final |
Por lo demás, mañana salgo de patrulla con el keniano. Aún
no se han publicado los resultados electorales. Todo el mundo sigue pendiente
de ellos.